sábado, 17 de diciembre de 2022

Io, Saturnalia!

Diciembre, fin de trimestre, fin de año, vacaciones, fiestas, regalos ...el último mes del año, muy especial ya en tiempos pasados.

El december romano también era muy esperado, especialmente a partir del 17 de diciembre (ante diem XVI Kalendas Ianuarias ), día en que comenzaban las Saturnalia , los fastos (fasti) más populares de la agenda pagana.
 
En sus orígenes, las Saturnalia eran la fiesta del solsticio de invierno, de la finalización de los trabajos del campo, celebrada tras el término de la siembra de invierno; el ritmo de trabajo descendía y  dejaba a toda la familia , incluidos los esclavos domésticos, tiempo para descansar del esfuerzo cotidiano. 
 Comenzaban el día 17 con un sacrificio en el templo de Saturno, el dios de la agricultura, al que seguían  banquetes públicos al grito multitudinario de Io, Saturnalia  y eran tan populares que, en tiempos de Dom¡ciano, se prolongaban hasta el día 23. No había clases, ni sesiones del Senado, ni juicios. 
 
 En época más tardía se celebraba, con velas y antorchas, el nacimiento del Sol Invictus (Dies Natalis Solis Invicti), del 22 al 25 de diciembre, un nuevo periodo de luz que ponía fin al periodo más oscuro del año, que coincide con el solsticio de invierno (21 de diciembre). Con el tiempo se convirtieron en una de las feriae más importantes de Roma.
 
Las casas de decoraban con plantas y se encendían velas para dar la bienvenida de nuevo a la luz. Las prohibiciones se relajaban y se permitían los sorteos y juegos de azar; los esclavos se vestían con la ropa de los señores y con el pileus, símbolo de libertad, y no había diferencias sociales.
Más aún, el convertirse en el único rey de todos por haber vencido en el juego de las 
tabas, de forma que no se te impongan órdenes ridículas y en cambio tu puedas 
dar órdenes, a uno que diga a gritos csas vergonzosas de sí mismo, a otro que 
baile desnudo, se ligue a la flautista y de tres vueltas a la casa (Luciano, Saturnalia, IV)
 
Eran días de banquetes, juegos, celebraciones, borracheras,  bromas, caricaturización  de leyes y cargos públicos, disfraces,  intercambio de regalos, sorteos, etc.
 
Entre los regalos que se hacían unos a otros, era común que se hicieran pequeñas rifas en las que todos los boletos acababan estando premiados. 
 
Uno de los postres típicos que se tomaban en los bamquetes eran unos bollos con miel, en cuyo interior se encondía un haba. El afortunado al que le tocara, que podía ser libre o esclavo, se convertía en el Princeps Saturnalicius y podía actuar a su antojo y dar órdenes a todos los participantes.
 
 El lema era vive y deja vivir y, según el poeta Catulo, el mejor día del año.

Con la llegada del cristianismo y para acabar con las antiguas celebraciones, la Iglesia hizo coincidir el nacimiento de Jesús (Nativitas) con estas fiestas tan apreciadas por el pueblo,  y las costumbres paganas de divertimento y bullicio  pasaron al día de  Año Nuevo y a las fiestas de Carnaval.