domingo, 8 de noviembre de 2020

Conocer nuestro pasado para mejorar nuestro futuro

Campaña en favor del mantenimiento en la LOMLOE de Cultura Clásica, Latín y Griego en la ESO y Bachillerato impulsada por la plataforma "Escuela con Clásicos", con Carlos García Gual, de la Real Academia Española, Aitana Sánchez Gijón, actriz, y Enrique Sanz Ferrer, presidente de Club Legal Internacional

 

domingo, 1 de noviembre de 2020

Javier Reverte, el amigo de Ulises


 Javier Reverte, el amigo de Ulises, ha emprendido su último viaje. Nos deja en sus libros su peculiar manera de viajar y de conectar con las gentes que se encontraba en el camino, porque "viajar es conocer a los demás, pero sobre todo, conocerse a si mismo".

En lo que es ya un clásico de la literatura de viajes, Corazón de Ulises, Reverte nos cuenta su viaje por los territorios de la Grecia actual, pero también nos acerca a los territorios del ayer griego. 
"Feliz quien, como Ulises, ha hecho un bello viaje" dice un famoso verso. ¡Tres veces feliz, pues quien, como Javier Reverte, lo hizo y comenzó a escribir sus crónica en las playas isleñas de la homérica Ítaca,  y la concluyó con una visita a la egipcia Alejandría, la ciudad fantasmagórica y decandente fundada por el gran Alejandro y poetizada por Cavafis y Durrel!
(Prólogo de Carlos García Dual)

Itaca, la isla de Ulises

JAVIER REVERTE

Cada rincón de esta pequeña y abrupta isla jónica, abrazada por un mar helénico albo y celeste, está impregnado por la leyenda del legendario héroe homérico

Ithaki-VathyHablar de Ítaca supone una advertencia previa que no debe en absoluto considerarse baladí: no es conveniente que nadie vaya allí si no ha leído La Odisea. Y no porque los itacenses obliguen a los viajeros a llevarla aprendida y a recitarla nada más poner los pies en sus muelles. De hecho, es más que probable que la mayor parte de la población de la isla no conozca ni una sola línea del libro que ha hecho famosa en todo el mundo, y a lo largo y ancho de la Historia, a su pequeña patria.

Lo que sucede es que quien no haya leído las aventuras de Ulises, rey de Ítaca, no entenderá en absoluto en qué demonios puede emplear su tiempo en esa especie de duro pedrusco tirado sobre el mar, sin playas apenas, sin gastronomía especial, vino demasiado recio y que provoca ácidos, comida regular, ni museos ni restos arquitectónicos de antaño, ni sombras arqueológicas, ni bullicio de gentes en verano; y sí escasez de pesca, bosques escuálidos, algunos viñedos, unos pocos rebaños de cabras y ratones de monte.... 

(seguir leyendo: Suplemento de viajes de El Mundo, Mayo de 2003, nº20