La figura femenina de la Victoria con alas se posa sobre la proa de un navío, que actúa de pedestal de la figura femenina; su cuerpo presenta una leve y graciosa torsión. Va envuelta en un fino chitón y un manto, ropajes que se adhieren al cuerpo dejando traslucir su anatomía. El manto forma un rollo sobre el muslo derecho para caer luego entre las piernas, dando lugar a una composición muy característica en otras figuras femeninas de la misma época.
La ropa agitada por el viento, configura el dramatismo, característico de la escuela escultórica rodia, una de las más barrocas del helenismo.
Por último, hay que decir que una de sus alas, al menos en parte, no es original, sino producto de una restauración.