miércoles, 7 de marzo de 2012

Mercurio y Argos


Mercurio y Argos
Diego Velázquez, circa 1659
Museo del Prado (Madrid)


Cuentan que Júpiter, enamorado de la ninfa Io, la envolvió en una espesa neblina para que no se escapara; Juno, celosa, disipa la niebla y Júpiter, para evitar ser descubiertos, transforma a la ninfa en una hermosa ternera. Pero Juno se la reclama y encarga su custodia a Argos, el gigante de 100 ojos que nunca dormía.
 Júpiter envía a Mercurio para rescatarla y el mensajero de los dioses consigue con su música adormeceder al gigante (momento que podemos ver representado en el cuadro) y después matarlo y recuperar a Io.

1 comentario:

  1. ¿sabes, Martín, qué hizo Juno para conservar la memoria de su fiel guardián?

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