Hija de Minos, rey de Creta, y Pasifae. Su nombre significa
“la de gran pureza”. El mito en torno a Ariadna se organiza en torno a tres
representaciones simbólicas de la mujer enamorada: iniciadora heroica, amanta
abandonada y esposa divina.
Ariadna se enamoró locamente de Teseo, príncipe ateniense
que había llegado a Creta para combatir al Minotauro, hermanastro de esta. Le
ayudó a salir del Laberinto proporcionándole un ovillo de oro que le había dado
Dédalo, que Teseo utilizó para poder encontrar la salida del Laberinto. Ariadna
traicionó a su padre por su amante y huyó con él para poder huir de la ira de
su padre. Sin embargo, Teseo la abandonó cuando esta dormía en al isla Naxos,
según unas versiones por el carácter infiel del héroe y según otras por orden
de los dioses. Al despertar, apareció Dionisio en su carro tirado por panteras
y seguido de su cortejo. Fascinado por la belleza de la joven, la convenció
para que se casara con él y la llevó al Olimpo, donde le ofreció una diadema de
oro; esta diadema se convertiría en una constelación. De esta unión divina
(hierogamia) nacerían varios hijos.
La figura de Ariadna aparece en expresiones como “El hilo de
Ariadna”, que se usa para designar al camino seguido para resolver un problema
complejo.
En la literatura, con autores como Chaucer (la Leyenda de las mujeres
ejemplares); Lope de Vega (El laberinto de Creta); Nietzsche (Ditirambos de
Dionisio) y muchos otros.
En el arte, es representada en su mayoría durmiendo o junto
a Baco.
Y en la música, inspirando a numerosos compositores, entre
ellos Monteverdi, el primero en inspirarse en el personaje para su ópera
Ariadna.
Buena reseña, Andrea, digna de la asignatura de Referentes Clásicos... de 2º de BAT.Interesante la profundización en el personaje de Ariadna.
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