Las Vestales (del latín Vestalis) en la religión de la antigua Roma, eran unas sacerdotisas consagradas a la diosa del hogar, Vesta. Las Vestales debían de ser vírgenes y de padre y madre reconocidos. Eran reconocidas por el Pontífice Máximo en la edad de seis a diez años.
La principal responsabilidad de estas sacerdotisas era mantener encendido el fuego sagrado del templo de Vesta. Las Vestales estaban liberadas de las obligaciones sociales habituales, como casarse o tener hijos, y tenían voto de castidad para dedicarse expresamente al estudio y correcta observación de los rituales que no podían efectuar los colegios sacerdotales masculinos. Cualquier ofensa contra ellas podía ser castigada con la muerte.
La principal responsabilidad de estas sacerdotisas era mantener encendido el fuego sagrado del templo de Vesta. Las Vestales estaban liberadas de las obligaciones sociales habituales, como casarse o tener hijos, y tenían voto de castidad para dedicarse expresamente al estudio y correcta observación de los rituales que no podían efectuar los colegios sacerdotales masculinos. Cualquier ofensa contra ellas podía ser castigada con la muerte.
Las Vestales estaban tocadas con un velo sobre la cabeza y solían llevar una lámpara encendida en las manos. Eran castigadas, siendo azotadas, si el fuego de Vesta se extinguía; este se volvía ha encender mediante la luz de sol.
Las Vestales también tenían el privilegio de absolver a un condenado a muerte cuando era encontrado de camino al cadalso y además siempre y cuando se demostrase que el encuentro era casual. Perder la virginidad para una sacerdotisa de Vesta era incluso peor que dejar que se apagara el fuego de Vesta y aquella que la perdía era castigada con la lapidación. Después este castigo fue sustituido por el decapitamiento y el enterramiento en vida. El Colegio de las Vestales fue disuelto por el emperador Teodosio El Grande en el año 394.
Las Vestales también tenían el privilegio de absolver a un condenado a muerte cuando era encontrado de camino al cadalso y además siempre y cuando se demostrase que el encuentro era casual. Perder la virginidad para una sacerdotisa de Vesta era incluso peor que dejar que se apagara el fuego de Vesta y aquella que la perdía era castigada con la lapidación. Después este castigo fue sustituido por el decapitamiento y el enterramiento en vida. El Colegio de las Vestales fue disuelto por el emperador Teodosio El Grande en el año 394.
Me ha parecido muy interesante, y lo has explicado muy bien, buen trabajo Adriana :)
ResponderEliminarUna imagen muy ilustrativa, Adriana, reflejo del aislamiento en que vivían; aunque, en otros aspectos, tenían más libertad de movimentos que el resto de las mujeres romanas.
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